EVOLUCIÓN DE LA FORMULACIÓN MAGISTRAL
Desde épocas muy remotas el hombre ha venido utilizando productos de
origen vegetal, animal y mineral para elaborar remedios con fines terapéuticos
o curativos. Las materias primas eran sometidas a diferentes operaciones
galénicas (pulverización, maceración, tamización, filtración, etc.) cuyo
principal objetivo era obtener
principios activos con los que poder
elaborar los medicamentos. En un principio eran brujos, hechiceros o monjes
los encargados de prepararlos, por lo que no existía separación entre brujería,
creencias religiosas y cuidados de la salud.
Galeno de Pérgamo médico y filósofo griego |
Posteriormente se van separando
los tratamientos mágico -religiosos de la medicina, siendo asumida esta última
por personas que diagnosticaban y preparaban sus propios remedios curativos:
“Médico y farmacéutico eran una misma persona”.
La separación entre, médico y farmacéutico se lleva a
cabo cuando uno se dedica a la atención de los enfermos y el otro exclusivamente
a la preparación de remedios curativos.
Tradicionalmente era la farmacia
el lugar en donde se preparaban estos productos y el farmacéutico el responsable de su
elaboración.
Hasta finales del siglo XIX, casi todos los medicamentos
prescritos por el médico eran preparados en la oficina de farmacia, de forma
personalizada, para cada enfermo. Se
trataba por tanto de
“Fórmulas
Magistrales” ya que prácticamente no existían medicamentos
industriales.
Museo de la Farmacia- Santa Caterina (Lisboa) |
Es en el siglo XX cuando la industria farmacéutica adquiere un importante desarrollo. En la
actualidad cada vez son mayores las exigencias en cuanto a material, medios técnicos y condiciones de
fabricación. Como consecuencia se ha producido un cierto cambio en el proceso de elaboración
de las Fórmulas Magistrales, habiendo dejado de ocupar, el farmacéutico, su
posición hegemónica en materia de preparación de medicamentos.
No obstante, en la actualidad, con el desarrollo de las
especialidades médicas, la “Formulación Magistral” adquiere de nuevo una gran
importancia pues permite atender las necesidades de los pacientes,
resolviendo vacíos y completando las exigencias particulares de dosificación,
allí donde la industria farmacéutica no puede llegar.
El médico tiene la posibilidad de prescribir medicamentos a
“la carta”, en aquellos casos en los que
los medicamentos preparados industrialmente
no satisfagan totalmente. El facultativo
puede optar por esta posibilidad cuando:
a) La
forma farmacéutica no es la más adecuada
b) La
dosificación o número de unidades no sea la ajustada
c) Son
necesarios cambios de vehículos orales o tópicos
d) Deban asociarse en la misma
fórmula otros principios activos que se consideran necesarios
e) El medicamento dejó de
comercializarse o aun no lo está.
Por otra
parte, la Formulación Magistral ocupa un espacio destacado en las
llamadas enfermedades raras, que aparecen en edades pediátricas por origen
genético o infeccioso, y que obliga a prescribir una Fórmula Magistral para su
tratamiento, a la medida del niño y de su patología.
Además de
las Fórmulas Magistrales convencionales, en la Oficina de Farmacia se pueden
preparar:
- Fórmulas Magistrales
Tipificadas: Son fórmulas magistrales que están recogidas en el Formulario
Nacional, por razón de su frecuente uso y utilidad.
- Preparados Oficinales:
Son medicamentos elaborados y garantizados por un
farmacéutico o bajo su dirección, dispensados en su oficina de farmacia o
servicio farmacéutico, enumerados y descritos por el Formulario Nacional,
destinados a su entrega directa a los enfermos a los que abastece dicha
farmacia o servicio farmacéutico, sin necesidad de una Prescripción Facultativa
(Receta Médica).